Peyotl

A cactus enthusiast blog

Cuatro Ciénegas Segunda Parte (El Cinco)

27 de Julio

Comenzó el segundo día de la practica y comenzaría con el pie izquierdo, pues lo primero que recibimos fue un regaño por parte de Itzel Guzmán, quien estaba muy enojada debido al supuesto comportamiento que había mostrado el grupo al beber tanto alcohol. Le molestaba particularmente que un compañero se la paso toda la noche aventando piedras al estanque y las risas de otros compañeros que siguieron bebiendo toda la madrugada y no la dejaban dormir, nos recordó que era un viaje universitario patrocinado por la UNAM y que el alcohol lo había autorizado Ulises ‘sólo para acompañar los alimentos’, así que se prohibió volver a tomar bebidas alcohólicas. Allí entendí porque Ulises estaba preocupado de que Balbina, su esposa, nos acompañara al viaje, nos hubiera ido peor.

Le dije a Cecilia que me había gustado mucho dormir con ella, a lo que ella me respondió que

Recuerdo que yo me levante temprano y fui a explorar la parte izquierda de la zona en donde estábamos, por donde quedaba el rastro que dejó lo que alguna vez habría sido un pequeño río. Supuse que cuando se levantaran mis compañeros tendrían problemas en quitar las cuerdas de tipo agujeta que sujetaban la cubierta de la casa de campaña, pues las puse como pude.

Cuando finalmente regrese ya habían logrado desarmar la casa y el desayuno ya estaba listo, serían huevos revueltos que comí sin mucho apetito dentro de la camioneta, a donde deicidio acompañarme Chela, a Ulises no le gustaba que nos subiéramos a la camioneta, así que volvió a reprocharme que no hacía nada.

El trayecto al El Cinco estaba motivado por la tesis de Andrea, de la cual tristemente ya no he sabido nada, así que probablemente fue cancelada, es así que una de las especies que buscaríamos debería de crecer en pastizales, por lo que nos detuvimos en el camino en un sitio que parecía pastizal a buscar la planta.

Yo me pude percatar que no nos encontrábamos en material de tipo pastizal, sino que el sitio había sufrido cambio de uso de suelo, por lo que toda la vegetación original había sido destruida en una ‘limpia’. Así que no sólo no encontramos los stenocactus, sino que sólo pudimos encontrar una sola cactácea, una Mammillaria heyderi que sobrevivió la limpia gracias a que se encontraba abajo de la cerca de alambres que separaban ese pedazo de terreno en la carretera con otro terreno aledaño, de allí en fuera nada.

Yo me encontraba platicando con Chela, le pedí que saltáramos la cerca de alambre para ver si encontrábamos algo más interesante en el otro terreno, sin embargo le dio miedo y no quiso, así que nos quedamos mientras que después de algunos minutos Jair Colin e Itzel se robaron mi idea y fueron a explorar esos terrenos se veía más vegetación (tipo xerofita). Desconozco que habría allí pues yo me quede con Chela en el terreno baldío. Mientras tanto Lulú, Luis y Alexandra atraparon un víbora que se encontraba oculta debajo de unos arbustos.

Después realizaríamos dos o tres paradas más, en una de ellas paramos porque Jair Colin vio un nopal que le pareció muy raro y convenció a Ulises para que regresáramos, Ulises lo apoyo diciendo que “quizás era el Opuntia raro que la maestra Bravo había visto muchísimos años atrás” a mí ya me dolían los pies así que decidí mejor esperar en la camioneta con ‘Juan el turista’, a quién no le gustaban los cactus y sólo había tomado el viaje para ir a Cuatro Ciénegas (igual que Chela), por lo que nunca bajaba.

Después de media hora de ver que seguían muy entretenidos con su nopal, decidí finalmente bajar de la camioneta e ir en sentido opuesto para a ver que animales eran los que estaban haciendo ruidos muy fuertes.

Bos taurus

Equus ferus caballus

Después de aquella búsqueda fallida y de aquellos contratiempos continuamos con nuestro camino. Recuerdo que ni Ulises recordaba bien como llegar, así que preguntábamos a los pocos pobladores que encontrábamos sobre el camino.

El Cinco

12:40 P.M. Vegetación de coníferas

Una ve que llegamos al El Cinco, después de dos horas de viaje, mire hacía los lados y rápidamente descubrí que allí tampoco habría nada. Es así que me di cuenta que si quería ver algo interesante tendría que construir mi propio camino, por lo que mientras que el grupo se dividía, con algunos compañeros siguiendo al profesor y otros siguiendo a su espíritu, yo decidí que subiría a un cerro cercano en el que se veía un suelo tipo calcáreo, por lo que supuse que allí habría algo interesante.

Es así que atravesé el bosque de lechuguillas el cual el profesor había prohibido atravesar porque podría haber víboras, recuerdo que en el camino me tope con Cecilia, quien estaba sola probablemente esperando que le hablara, pero como me acababa de hacer algunas groserías en las paradas anteriores decidí ignorarla y seguir caminando, ella después me cobraría ese gesto con altos intereses.

Bosque de lechuguillas

Incluso Enrique me recordó que no había que pasar por el bosque de lechuguillas por el peligro a ser atacado por una víbora, sin embargo yo confiaba en mis polainas color naranja, que después descubriría que ni de las espinas de las chollas me protegían. Así que como nadie se quería meter entre las lechuguillas, pocos pudieron ver:

Ferocactus sp.

Echinocactus platyacanthus

Finalmente subí el único cerro en el que se podía apreciar un manchon blanco con la esperanza de encontrar algo interesante y lo unico bueno es que por lo menos si encontre algo:

Mammillaria formosa subs. chionocephala

Echinocactus platyacanthus

Ferocactus sp.

Echinocereus sp.

Opuntia microdasys

Echinocactus horizonthalonius

Después de algún tiempo de buscar decidí bajar para ver si ya habían visto algo o si ya me esperaban pues no alcanzaba a verlos desde el cerro, pero antes:

Vista desde la parte baja del cerro

El Cinco es una planicie que se encuentra protegida por una cadena montañosa que lo rodea completamente

Una vez abajo pude presenciar a:

Lepus sp.

Regrese a la camioneta y vi que estaba vacía, ni siquiera Juan el turista estaba allí, así que decidí ir a ver donde estaba Cecilia. La encontre en el bosque de Yuccas acompañada por Ángel, se estaban tomando fotografías.

Allí cerquita también estaban Juan y Enrique descansando:

Las ultimas plantas del lugar serían:

Cylindropuntia sp.

Mammillaria heyderi

Algunos compañeros reportaron Escobaria laredoi, sin embargo yo no pude verla.

Antes de retirarnos Ulises fue a preguntar a un campesino para saber si conocía el Stenocactus

Según me contó, su técnica es describirle el cactus y si el campesino dice que si la conoce entonces le pregunta ¿es la plantita que da chilitos rojos? Si el campesino vuelve a decir que si, entonces el campesino se refiere a una Mammillaria de las que todo el mundo conoce y no es lo que estábamos buscando en ese momento, así que pudimos concluir que el campesino no conocía los Stenocactus que buscábamos.

Como ya oscurecía decidimos abortar la misión infructuosa y dirigirnos para otro lado, estábamos a menos de una hora de Viesca, por lo que yo intente convencer a Ulises de ir a buscar Lophophora fricii, pero me dijo que ya no tendríamos tiempo ni de ir a Tanque Menchaca a buscar Turbinicarpus mandragora, por lo que ya tendríamos que ir mejor al norte.

Por ultimo Cecilia quería tomarse una foto con las cabras, pero las cabras se asustaban cuando se acercaba, así que el campesino nos pidió alejarnos

Cuatro Ciénegas Primera Parte (Llegada)

25 Julio – 1 de Agosto (2018)

Después de algún tiempo de andar vagando por todos los cerros y montañas que encontraba en Hidalgo, además de estar cerca de caer a un precipicio en la búsqueda de Mammillaria san-angelensis, decidí que sería bueno acompañar a algún profesional y ver como lo hacía. Es así que alrededor de Diciembre de 2017 vi un curso que daba el conocido colector de Cactáceas Leonardo Ulises Guzmán Cruz, no lo conocía, nunca lo había visto, pero conocía muchos ejemplares de él que se encuentran en el herbario del Instituto de biología MEXU y conocía la famosísima historia de cuando reencontró Mammillaria herrerae, es así que me interese en tomar el curso, en ese entonces iría a Querétaro, tierras ya conocidas por mí, así que decidí esperar a cuando el curso fuera en Cuatro Ciénegas.

No tardó mucho, el curso de Julio 2018 sería a Cuatro Ciénegas, le estuve mandando correos cada semana para preguntarle cuando estaría lista la convocatoria… Nunca la publico, debido a la alta demanda del curso a Cuatro Ciénegas, no publicaba esas convocatorias, a mi la FES Zaragoza me quedaba casi a tres horas por lo que ir no era una opción, sin embargo tenía unos conectes que me avisaron en tiempo para poder inscribirme al curso. Encontrar a Ulises es toda una aventura, como bien lo dice su nombre en griego Odiseo. Tendría que realizar al rededor de cinco viajes para poder encontrarlo.

Es así que se me dio la oportunidad de viajar con Ulises Guzmán, o más bien yo me di la oportunidad pues dado que la cantidad de alumnos que queríamos tomar el curso sobrepasaba el espacio en el camión y como Ulises mismo me lo diría tiempo después, quería dejarme fuera porque prefería llevar alumnos que él ya conocía, así que en diversas ocasiones me decía que ya no había lugar y que ya no podía llevarme, sin embargo con mucha persistencia logre ir a ese viaje.

Incluso el último día faltaba lugar para tres alumnos inscritos, así que discutíamos a quien dejar, logre convencerlo de que entonces dejaríamos al seguro estudiantil, pues no aplicaba si el transporte iba sobresaturado.

Sin embargo el día del viaje una chica se reporto enferma y la coordinadora de la carrera de biología no permitió que otras dos chicas fueran debido a que habían reprobado todas las materias del ciclo anterior, por lo que incluso sobro un lugar que hubiera estado bien asignarlo al chico que realizó el grupo de Whatsapp para organizarnos o a una chica que también deseaba mucho ir y fue a todas las juntas, sin embargo ya no hubo tiempo de llevarlos y partimos con un lugar vacío.

Como nunca había tomado una practica de campo con biólogos, no sabía que equipaje llevar y la verdad es que ya ni siquiera tenía botas, las botas que tenía ya habían vivido mucho, ya no estaban aptas para otro viaje. Ulises nos pidió llevar: silbato, sombrero ancho, lampara de minero, guantes de cuero, polainas para víboras. Quizás lo único que pronto descubriría que me faltaba era ‘agua para tomar’, eso si nunca se me ocurrió llevar y lo sufriría muy pronto. Es importante destacar que este es el kit de biólogo que al parecer utilizan en la FES Zaragoza, muy superior al kit utilizado en la Facultad de Ciencias que sólo se compone de una gorra y unas botas.

Según recuerdo, tuvimos dos clases antes de salir a la práctica, es así que el primer día conocería a Andrea Sykes y a Fercho, tesistas de Ulises. El segundo día estaría sentado al lado de un chico que se veía grande de edad y participaba mucho, yo tenía conocimiento de que en el curso nos acompañaría un postdoctor en cactología así que supuse que era él, sin embargo después comenzó a equivocarse en muchas de sus participaciones por lo que comencé a dudar de que fuera el postdoctor y en efecto, ese compañero era Ricardo Ocaña quien previamente había estudiado una carrera en veterinaria.

25 de Julio

Al postdoctor, Jorge Reyes, lo conocería el día de la salida de campo por coincidencia y nos haríamos buenos amigos, los dos estábamos sentados solos esperando que llegara el transporte, seis horas después de lo planeado llegaría el transporte manejado por el buen amigo Jonathan.

La primer cosa que me intereso al llegar a Saltillo fue saber el precio de la gasolina, pues recientemente el gobierno de México había liberado los precios de las gasolinas, por lo que me interesaba saber si sería más barata allá cerca de la frontera considerando que la mayor parte de la gasolina que se comercializa en México es importada desde Texas.

Al parecer el precio era más elevado que en Hidalgo según me reporto uno de mis tíos.

Otra cosa que le intereso a muchos de mis compañeros, fue una ferretería llamada “El Pariente”, a mí no me pareció graciosa y sigue sin parecermelo, sin embargo aquí pongo la foto.

26 de Julio

Este día inicio formalmente la práctica de campo, a partir de este día dormiríamos en donde nos agarrara la noche, así que tomando previsiones pasamos a comprar lo que cocinaríamos en la noche, a pesar de la oposición de algunos que querían comprar los víveres desde la Ciudad de México para ahorrarnos unos centavos. Decidimos comprar huevos, carne y hasta una sandía.

Viví muchas cosas dentro de esa práctica: me enamore, me rompieron el corazón, hice amigos, hice enemigos, me perdí en la búsqueda del hikulí, me encontraron, y por supuesto, vi por primera vez al hikulí en su hábitat y me maraville de aquella planta milenaria apreciada por las culturas ancestrales.

Como soy un romántico me gustaría empezar a escribir sobre ella, ayer la soñé, fue lo que me motivo a comenzar a escribir esta historia ahora que han pasado más de tres meses y comienzo a olvidarla ¡antes de que la olvide!, antes de que olvide lo increíble que es enamorarse, lo increíble que fue enamorarme de ella.

Era hermosa, la vi por primera vez el día que salimos de la FESZ, yo estaba arriba de la camioneta viéndola por el cristal mientras que ella desde abajo estaba acompañada de un muchacho ¿sería su novio?… Nunca vi que la besara.

El trayecto a Saltillo fue de más de 12 horas, yo me preguntaba si tendría alguna oportunidad de conocerla, sabía que tenía que moverme rápido. Es así que el destino me daría esa oportunidad al día siguiente en el desayuno, cuando todos caminaban rumbo al restaurante donde desayunaríamos, yo camine atrás de ella y de uno de sus amigos, de ese modo cuando nos sentamos en las mesas logre sentarme con ellos dos, fue rápido romper el hielo, estuvimos hablando sobre viajes a otros países, ella nos contó cuando fue a Cuba con su mamá, eso fue todo, no hubo nada relevante.

En la tarde fuimos al museo del desierto, muchas cosas de biólogos, yo no entendía muy bien todo lo que se expone allí pero me gusta leer, así que me atrase… allí estaba ella.

En un principio me sentí afortunado, como hombre poco experimentado pensé en lo afortunado que era, pues ‘por coincidencia del destino’ ella también estaba estaba allí, al final del grupo y sola, por supuesto que no lo dude ni un instante y me acerque a hacerle algún comentario.

No sería sino hasta pasado mucho tiempo, probablemente después de un mes de que todo eso paso, que al reflexionar me di cuenta que no fue la divina providencia la que la puso allí… ¡ella se puso allí! ¡ella quería que yo me acercara a hablarle!, aún era muy inexperimentado para entender eso.

Pero si fui afortunado, no por encontrarla por casualidad allí, sino porque el interés en conocernos era mutuo, coincidimos en eso y cuando dos almas quieren conocerse no hay muralla lo suficientemente alta para impedirlo.

De intercambiar comentarios, seguirnos y seguirnos, terminamos por estar juntos, al poco tiempo se nos unió un amigo, Ángel, eso me ayudo a quitarme la carga que sentía, pues sentía que tenía que hablar mucho o hablar menos y a veces comienzo a perder la cabeza sin saber que hacer.

Al tener a un amigo común, las cosas fueron más relajadas, al menos para mí que a veces siento que tengo que hacerlo todo yo solo. Nos divertimos mucho, como íbamos hasta atrás, eventualmente todos los demás alumnos terminaron el recorrido y cuando nosotros terminamos, ellos ya nos esperaban dentro de la camioneta.

Además de las cactáceas, el museo del desierto tiene una gran colección de animales tanto vivos como disecados, recomiendo visitarlo.

Después bajaríamos a nuestra primer localidad compuesta por material microfilo, como el trayecto a Cuatro Ciénegas fue de más de 12 horas y ese día sólo habíamos visitado el Museo del Desierto, yo no traía puestas mis botas, la camioneta era muy chica para cambiarme allí, así que baje con huaraches.

Fue una lastima, porque fue una buena localidad, la favorita de Jair Colin pues me dijo que le había gustado porque había de todo. Yo no pude seguirlos todo el camino debido a mis huaraches, sin embargo logre capturar las siguientes plantas:

Echinocereus stramineus

Thelocactus bicolor

Echinocereus enneacanthus

Coryphantha poselgeriana

Coryphantha difficilis

Epithelantha micromeris subs. polycephala

Echinocactus horizonthalonius

Lophophora williamsii

Fue raro encontrarla tan cerca de una avenida muy transitada, de hecho fue la única planta de esta especie que pudimos ver

Mammillaria heyderi

Cylindropuntia leptocaulis

Ferocactus hamathacanthus

Opuntia phaeacantha

La compañera Andrea Sykes, siempre muy entusiasta.

Alexandra Velazquez comenzando su colección de piedritas o de ‘roquitas’ como ella prefería llamarlas.

Después de esa localidad iríamos a una tienda a comprar ‘beberes’ Adrea puso una caguama, Alexandra nos dijo que ella no tomaba, mientras que Cecilia y yo pusimos la otra caguama, nos fuimos tomando en el camión, no me pude ir con Chela, puesto que ella iba hasta atrás con sus amigos y yo en medio en un asiento solitario, no haberme cambiado de ese asiento para ir a buscarla sería un error que me lamentaría después, ahora ya no lo lamento pues siento que si la hubiera ido a buscar quizás hubiera apagado las cosas más rápido… ¡El hubiera no existe, ni para bien ni para mal!

Esa tarde salimos para ‘El Cinco’, y sería al lado de un lago a la luz de la luna donde la magia sucedería en su máximo esplendor, esa sería mi noche, es allí donde puedo decir que estuve cerca, donde jugué bien. Nada de lo que paso después de esa noche lo hice bien, ni volví a tener oportunidad, pero esa noche la suerte jugo de mi lado, me siento privilegiado por que sucedió.

Quise jugar en las grandes ligas y perdí, caí herido, pero esa noche sentí una gran fuerza de voluntad, sentía que la suerte estaba de mi lado y eso me animo a intentarlo con la mujer más hermosa con la que he estado, es cierto que no tenía experiencia, que no estaba listo, que cometí muchos errores y que definitivamente me quedó grande, era demasiada mujer para mí, así que después de aquella noche se cayo todo el edificio, sin embargo esa noche aún la recuerdo, la noche que estuve cerca.

Llegamos y aún había luz del sol, la prioridad era acomodar las casas de campaña, afortunado yo que me quedaría con las chicas más guapas del viaje: Cecilia, Andrea y Alexandra.

La casa era de Alexandra, era idéntica, mismo modelo y todo a una casa que yo tuve cuando era niño. Probablemente ella la compro en la misma época, pues me dijo que llevaba años guardada sin estrenarse, según recuerdo era para 16 personas.

La casa la armamos entre Jorge, Fercho, Salvador, Esaú, Chela y yo. No teníamos martillo así que clavamos las estacas como pudimos, Alexandra estaba preocupada porque rompieramos sus estacas nuevas, sin embargo la convencí de que son muy faciles de conseguir. Supuestamente Jorge se quedaría con nosotros, inicialmente él había llevado su casa de campaña pues como al principio íbamos más de los que cabíamos en la camioneta, Ulises nos pidió llevar sólo 3 casas de campaña grandes para todos; sería la de él, la de Jorge y la de Alexandra. El resultado fue que se llevaron más de 8 casas de campaña, por lo menos Andrea, Jorge, Alexandra, Luis, Enrique, Ángel, Ricardo Ocaña y Ulises llevaban casas, al final sólo ocupamos seis pues Andrea se vino con nosotros y Jorge termino en la camioneta con Jonathan.

Es precisamente esa instrucción de Ulises, de sólo llevar nuestro ‘necece’, que genero que Cecilia no llevara nada, ni sleeping donde dormir, ni cambios de ropa ni nada. Esa noche eso me beneficiaría a mí.

Posteriormente procedimos a realizar una fogata para cocinar, llevábamos estufas de propano, pero Ulises prefirió que no las utilizáramos en todo el viaje y mejor hacer fogatas. Esa primera fogata no prendió bien, por lo que la carne quedo cruda, yo ni siquiera quise probarla, pero según me contaron fue terrible. Por esa razón Jonathan se ofreció para cocinar la carne en las siguientes noches.

Aún a pesar de que no comí nada, Ulises decidió reprocharme el que supuestamente yo no hacía nada, sólo porque me subí a sentar a la camioneta.

Aquí celebrando que pudimos prender la fogata

De alguna forma que no recuerdo, al final de aquella noche, pude aislar a Cecilia y termine platicando con ella del otro lado del lago.

Como Ulises no quería llevarme al viaje, una de las cosas que nunca dije fue que no era biólogo, decirlo hubiera ocasionado que me quedara en casa en lugar de en Coahuila, fue sólo hasta llegar allá ese día que Lulú descubrió que yo no era biólogo debido a que me negué a acercarme a una víbora que habían atrapado, le pregunte a Lulú que para que debía de acercarme, de allí descubrieron que no era biólogo.

La mayoría de los chicos se fue a seguir a Ulises en medio de la noche, pues les había prometido que encontrarían algún animal curioso, mientras tanto yo seguía platicando con Cecilia del otro lado del lago. Después de tomar una caguama, ir a la camioneta, despertar a Jorge y a Jonathan para que nos dieran otra caguama y nuevamente ir por una tercera caguama ya a media noche, decidí pedirle a Cecilia que me dejara besarla, mi corazón latía con mucha intensidad, no tenía idea de que respondería. Incluso intente diciendole que la vida es corta, el viaje a Coahuila aún más corto, que teníamos que aprovechar el poco tiempo que tenemos, pero evadio rapidamente diciendo que esas cosas no funcionaban con ella.

En realidad creo que le agrado mi propuesta, sin embargo decidió no tomar la oferta y decirme que no me podía besar porque no me conocía y ni siquiera le había revelado que era lo que en realidad estudiaba, cosa que estuvo tratando de adivinar toda la noche incluso preguntandome los nombres de las estrellas en aquel cielo no tan claro, pues intentaba avergiguar si yo era físico, no caí en sus trampas pero ofrecí revelar mi identidad si me prometía que me besaría después de ello, ella acepto, se emociono al saber que yo era matemático, pues ella había tenido un novio actuario del cual se había enamorado mucho y supongo que pensaba que matemáticas y actuaría era lo mismo. Incluso me pidio que le enseñara mi credecial de la escuela que estuviera segura.

Y esa sería la primera de muchas promesas que rompería, no me beso, sólo me pidió ya irnos a acostar, para lo que ofreció quedarse en mi sleeping, por supuesto que acepte, al entrar decidió dejar sus botas afuera de la casa en contra de mi recomendación, supongo que no quería dejar un mal olor en la casa.

Una vez acostados ella me pidió que la abrazara, yo estaba preocupado por que quizas a ella no le gustaría que la vieran conmigo, pero me dijo que a ella no le importaba y que nadie la conocía así que estuvimos jugando un ratito, sin embargo no cedió a permitir que la besara, no en los labios, me dejo incluso estar arriba de ella pero simplemente no quiso que la besara, pude haber presionado más, quizás pude haber llegado muy lejos en ese momento que estábamos en la casa de campaña solos mientras que los demás chicos estarían lejos buscando sus animales nocturnos, quizás, pero sólo quizás. Lo que es cierto es que yo traía la mala experiencia de las biólogas feminazis que están en la facultad de ciencias dispuestas a denunciarte por nada, además era la primera noche ¿qué pasaría si al día siguiente se molestaba por lo que había pasado? Después vería que ese miedo era infundado, pues Ceci resulto ser una chica súper alivianada, pero en ese momento yo tenía que decidir con poca información y siguiendo la experiencia de la facultad de ciencias, decidí no presionar, aunque en el fondo sabía que si no lo lograba esa noche, ya nunca sería, que el castillo se iba a derrumbar al día siguiente… Y así fue, no volví a estar cerca nunca más. Sin embargo esa noche, a la luz sólo de la luna, pude dormir abrazado de ella, protegiéndola de todo mal, ofreciéndole todo mi calor corporal, ofreciéndole mi amor más puro.

Sólo espero no olvidar sus hermosos ojos redondos, su actitud siempre simpática, su carácter fuerte pero tierno, su hermoso cuerpo y en general a ella.